lunes, 23 de noviembre de 2009

La Curiosa Energía Petrolera de Brasil

Información Completa en: http://www.elpais.com/articulo/portada/Brasil/gigante/despierta/elpepusoceps/20091122elpepspor_7/Tes

Del Periódico el País de España: Brasil nunca fue una potencia petrolera. Al contrario. Era uno de los mayores productores mundiales de carne, café, soja, cacao, madera, caucho, azúcar, zumos de frutas, grano, hierro, uranio o esmeraldas. Todo bajo un sol generoso y regado por la primera reserva de agua dulce del planeta. Como reza grandilocuente su himno nacional, "Gigante por la propia naturaleza / eres bello, eres fuerte, impávido coloso". No miente. Impresiona perderse por este inmenso territorio entre lagunas y bosques interminables donde la vegetación abarca cientos de kilómetros de costa, los cultivos no tienen fin y el 80% de la energía es de origen hidroeléctrico. Brasil tenía todo menos crudo. A mediados de los cincuenta importaba el 95% del petróleo que consumía. Era el reverso de otros países latinoamericanos, como México o Venezuela, que explotaban desde los años treinta sus generosos yacimientos. El éxito exploratorio brasileño es el resultado de medio siglo de tesón. Una obsesión por ir más hondo, más lejos. Y considerar el petróleo como un recurso estratégico, no un surtidor de dinero fácil. En aquellos primeros pasos se acuñó un eslogan en Brasil que revela la importancia para el orgullo nacional del control estatal del crudo: "O petróleo é nosso" (el petróleo es nuestro). Lo explica un ingeniero de Petrobrás, la compañía nacional del petróleo brasileña: "La clave era buscar la autosuficiencia energética, no convertirnos en exportadores. Nunca pensamos entrar en la OPEP. Queríamos tener petróleo y crear una industria petroquímica. Manufacturar. Aprender el negocio y lanzarnos a operar en el exterior. Y ya estamos trabajando en 27 países. Ha sido una carrera de fondo. Cuando nos cercioramos de que no había petróleo en tierra, nos lanzamos al mar, fuimos los primeros y hemos ido acumulando experiencia; en 1977 descendimos a 124 metros. Y continuamos a medida que el conocimiento científico lo iba permitiendo. Hoy, nuestro récord de perforación está en 7.000 metros en el lecho marino tras atravesar una lámina de agua de otros 3.000".

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