Jorge de León
La Nación está gimiendo bajo el yugo de La Fiesta de la Corrupción y la sociedad navega entre un charco de pus, de niveles sin precedentes alcanzando todas las organizaciones del Estado.
La nación no puede crecer y desarrollarse bajo un esquema de perversidad, si la obsesión de sus más distinguidos líderes y funcionarios es el acorralar recursos públicos, para satisfacer los deseos egoístas de clases y sectores que faltan a su compromiso de servir al país, en sus tareas de enaltecer la patria; y solo logran fomentar un falso liderazgo, insensible y profano.
Las riquezas creadas en el pasado por gobernantes que algunos de sus opositores tildan de tiranos, otros de déspotas, son utilizadas para el enriquecimiento de estas hordas de desaprensivos enaltecidos de poder, capaces de negociar y vender el futuro de las nuevas generaciones sin ningún sonrojo. Parece que ésta situación no es exclusiva de nuestra región caribeña, como se observa en las expresiones del Presidente Estadounidense Obama en su visita a Nigeria en el continente Africano cuando dijo “Ningún país va a crear riqueza, si sus jefes explotan la economía para enriquecerse. Ninguna empresa quiere invertir en un lugar donde los funcionarios del gobierno solicitan comisiones. Ninguna persona quiere vivir en una sociedad donde la regla de ley, cede el paso a la regla de la brutalidad y el soborno”.
Cuánta similitud, esto parece escrito para nuestros gobiernos de la República Dominicana que cada dia debilitan la democracia, cada amanecer promueven la vida de miseria, cada tarde aumentan la pobreza, y cada noche siembran inseguridad en la familia, es como si todos estuvieramos creando: La Tiranía de los Perversos, que arrancan el pan de la boca a los pobres, limitan la educación del pueblo y enferman la sociedad de una parálisis moral colectiva.
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