Jorge León
La formulación de una propuesta de comunicación, para una organización política debe ser un aporte a la discusión libre de su dirigencia, que les permita la formación de una identidad social conectada con las necesidades de las comunidades, jamás pretender crear una mordaza de las ideas y principios a los derechos individuales, a los pensamientos y a la creatividad de la exposición; ni mucho menos que se constituya en la auto censura de sus miembros.
Pero la dirigencia jamás debe confundir la libertad con el libertinaje, como dice Goethe, en su obra Fausto: “Prefiero la justicia al desorden”, y el doctor Balaguer diría: “La represión que solo golpea a unos pocos, a la anarquía que nos golpea a todos”’. El uso de los medios de comunicación sin estrategia política, no conduce a ningún camino, la institución que no sabe adónde va, ningún viento le favorece,
A sabiendas del viejo concepto de que la politica es un ciencia, un arte y un oficio, quién más que nosotros, somos testigos del derecho a disentir, porque hacemos uso de los espacios de comunicación, y sabemos que la noticia politica debe estar acompañada por el estudio, la práctica y trabajo social, cultural y técnico que enfoque las diferentes soluciones a los problemas básicos de la población donde se ejerce o representa. Haciendo opinión pública, libre, pluralista, democrática y respetando los criterios de la corriente de pensamiento a la que se pertenece. Es que acaso se puede formar una gran orquesta músical sólo porque los instrumentistas son grandes ejecutores, si no son capaces de ensayar y lograr la afinidad que permita la armonía de las partituras y la conducion de un maestro que logre un uso de la batuta equilibrado, con sabiduria y versatilidad? La opinión pública es muy voluble, la percepción lo es todo y los medios de comunicación lo traducen y conducen de manera versátil, y algo mediatizada por sus propios intereses. La razón principal debe ser siempre decir el mayor número de ideas con la menor cantidad de palabras.
Cuidado si lo que queremos es seguir las líneas tradicionales de las organizaciones políticas vernáculas, donde todo el que quiere dice lo que le venga en gana, sin saber lo que le conviene. O quizás parecerse a la famosa guagua haitiana, donde el rumbo lo determinan los pasajeros o quizás al antiguo pasaje bíblico de la torre de Babel, donde muchos hablan y poco se entiende.
Jorge de León
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