viernes, 31 de octubre de 2008

El Coche Eléctrico

Interesante Articulo

JOSÉ A. SAMANIEGO CATEDRÁTICO JUBILADO
El ministro de Industria, Miguel Sebastián Gascón, vuelve radiante de París. Después de saludar a Carlos Ghosn, presidente de la Renault, evacuó los temas de la agenda atendido por Patrick Pélata, segundo de la compañía. Noticia celebrada en los medios gubernamentales. Radiante Sebastián de la tele, que anuncia con sonrisa de oreja a oreja que España, y en concreto la factoría Renault de Valladolid, va a participar en la producción de un millón de vehículos eléctricos. Brillante futuro de la fabricación de automóviles en España, regalo de Zapatero a «este país» y encima al adversario político en Castilla y León. Este nuevo coche eléctrico lo fabricará la Renault en sociedad con la Nissan. Pero acerca del despido de 1.680 empleados de Nissan-Barcelona nada se habló, pues, aunque tengan proyectos comunes, la Renault no puede hablar por la Nissan.

El coche eléctrico no es nada nuevo, aunque ahora lo empujan la estimación de reservas de crudo, las economías de países emergentes, el precio del petróleo, las emisiones de CO2, el cambio climático y las nuevas baterías de litio, exitosas en los teléfonos móviles. A principios del siglo XX el coche eléctrico tenía desarrollos parejos al modelo Ford-T, y hay fotos de Thomas Alva Edison al lado de uno de esos modelos eléctricos en 1914. Prueba de ello son los trenes eléctricos y los tranvías y trolebuses, de gran desarrollo a mediados del siglo XX.

La voz de alarma sobre el coche eléctrico sonó a principios del 2007, cuando llegó a España el documental de 92 minutos de Cris Paine titulado «¿Quién mató al coche eléctrico?» (Sony Pictures, 2006). Allí se cuenta la historia del EV-1 (Vehículo Experimental número 1), construido en aluminio y materiales reciclables por la General Motors. Era un coupé biplaza, de 137 hp de potencia, que alcanzaba una velocidad máxima de 129 km/h y gozaba de una autonomía de 200 km sin recargar baterías. Se fabricaron (1996) poco más de 1.000 unidades, que fueron retiradas de la circulación al terminar su contrato de préstamo seis años después (2002) y destruidas por la G. M. En éste y parecidos proyectos participaron Ford, Chrysler, Honda, Nissan y Toyota.

Confieso que no entiendo nada de economía, ni mundial ni doméstica. Pero creo llegar a comprender que la implantación amplia del coche eléctrico sería benéfica para USA, Japón y Europa. Y muy mala para los países exportadores de petróleo (Venezuela, Irán, Irak, países del golfo Pérsico), que no podrían seguir jugando con el alza de precios.

Al mismo tiempo colmaría las aspiraciones de los ecologistas, bajaría el riesgo de catástrofes marinas por vertidos de petróleo y haría felices a los afiliados al cambio climático. ¿Hemos de creer que una decisión de tal envergadura la han tomado Sebastián y el segundo de la Renault junto al Sena una mañana de otoño?

Vivimos tiempos oscuros, a pesar del bombardeo de los medios. En España suena fuerte el «no a la energía nuclear», pero todavía no se traduce en «no al petróleo». Que nos expliquen la enorme oscilación de precios del petróleo en este año 2008, pues no es consecuencia de ninguna guerra o catástrofe natural. Menos se entiende la decisión de emplear trigo, maíz, arroz, caña de azúcar o cebada para fabricar combustibles, lo que ha disparado las hambrunas de forma inaceptable.

Como el ministro de Industria sabe esto perfectamente, me pregunto qué se esconde detrás de su sonrisa, porque no acabo de creer que esté dispuesto a traicionar a sus compadres de la alianza de civilizaciones, ni a calmar sus éxtasis de admiración ante las maravillas del Islam.

Sería demasiado irónico que los progres fueran por una vez coherentes. Y llego a concluir que detrás de la sonrisa de Miguel Sebastián no se esconde nada. No hay letra pequeña. Vende simplemente humo. Esconde la realidad, se saca un conejo de la chistera. Él piensa: «Me echan los obreros a la calle. Voy a París. Me hago una foto con la Renault. Vuelvo y les dejo alucinados con el coche eléctrico, capeo el temporal y mañana ya veremos». Un caso más, poco advertido, de manipulación. (Días más tarde dice que el coche eléctrico se hará en la Nissan de Barcelona).
Inf. de http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=4623459771385902729

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